Glaciares y cambio climático: Entrevista con Gino Casassa

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Por Jimmy Langman

Nota del Editor: La siguiente es la versión completa de un artículo de la 
Edición 16.
 
Los impactos del cambio climático en los glaciares de la Patagonia se van intensificando a medida que iniciamos el 2018. En noviembre, un témpano singularmente grande, de 350 metros de largo y 380 metros de ancho hizo noticia en todo el mundo al separarse del glaciar Grey en el Parque Nacional Torres del Paine. Poco tiempo después, un trágico aluvión en la Carretera Austral de Chile, en Villa Santa Lucía, dejó 18 personas muertas y destruyó más de dos docenas de casas. ¿La causa? En parte, los glaciares derritiéndose en la montaña detrás del pueblo.
 
Los científicos dicen que el tamaño de los glaciares de la Patagonia se está reduciendo proporcionalmente a una velocidad más alta y a mayor altitud que en cualquier otra parte del mundo. Es más, los datos muestran que entre el 2000 y el 2012 la velocidad de disminución del tamaño de los Campos de Hielo Patagónicos fue más del doble de lo que fue entre 1975 y el 2000, y esta tendencia continúa hoy en día. Los dos campos de hielo de la Patagonia representan casi el 10 por ciento del aumento total del nivel del mar causado en todo el planeta por los glaciares de montaña. “La Patagonia es el ejemplo perfecto de sistemas glaciares que están cambiando rápidamente”, dice el investigador de la Universidad de Cornell, Michael Willis, autor principal de un estudio que el 2012 mostró que los Campos de Hielo Patagónicos están contribuyendo al aumento del nivel del mar a una tasa comparativamente alta para su tamaño, y concluyó “que los campos de hielo están experimentando una reducción rápida”.
 
Hace seis años, doce científicos de Chile, Canadá, Europa y Estados Unidos enviaron una carta al gobierno de Chile advirtiéndole que debería actuar con mayor rapidez para enfrentar las amenazas planteadas por el aumento de la desglaciación en el país, que es el hogar de más del 90 por ciento de los campos de hielo de la Patagonia. “A medida que el paisaje responde ante los cambios climáticos y globales, se nos está acabando el tiempo para actuar,” dice la carta. “Los riesgos glaciares en la Patagonia conllevan implicancias económicas y sociales: no sólo afectarán al paisaje, sino que también a la infraestructura, los habitantes y el desarrollo regional”.
 
Casi nada ha cambiado desde entonces. Por ejemplo, Chile no ha aprobado una ley para proteger los glaciares, la cual se ha estancado en el Congreso desde el 2006. Y no se ha hecho lo suficiente para salvaguardar a las comunidades que se encuentran en el camino directo de posibles Inundaciones Repentinas de Lagos Glaciares (Glofs, por sus siglas en inglés), o los aluviones como el que ocurrió en Villa Santa Lucía.
 
La última vez que estuve en contacto con el glaciólogo Gino Casassa yo estaba trabajando en un artículo acerca de los peligros de los Glofs en Patagonia y el mundo entero. En particular, quería saber entonces sobre su trabajo estudiando el lago Cachet 2, el caso más célebre en torno a los Glofs en la Patagonia. Desde abril del 2008, unas tres veces al año, este lago glaciar de cinco kilómetros cuadrados, ubicado en el sur de la región de Aysén, ha estado vaciando unos 200 millones de metros cúbicos de agua –el equivalente a 46.000 piscinas olímpicas- en los ríos Colonia y Baker. El resultado son los “ríos tsunamis”, como se les denomina a veces a los eventos Glofs, que pueden amenazar carreteras, puentes, granjas, y al pueblo de Caleta Tortel, localizado en la desembocadura del río Baker.
 
Casassa, de 59 años, es un ávido alpinista y escalador de roca, y trabaja en la actualidad en Geostudios, en Santiago, y como investigador en la Universidad de Magallanes en Punta Arenas. Ha estado estudiando los glaciares de la Patagonia por más de tres décadas, y desde 1984 ha realizado más de 15 expediciones científicas a los campos de hielo de la Patagonia. No solo es uno de los principales glaciólogos de Chile, sino también un líder mundial en asuntos relacionados con los glaciares y el cambio climático.
 
En el 2007, Casassa fue el autor principal y coordinador del Grupo de Trabajo II para el Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), una organización que ese mismo año compartió el Premio Nobel de la Paz con el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. El reporte evaluó “la información científica, técnica y socioeconómica acerca del cambio climático, sus posibles impactos y las opciones en cuanto a adaptación y mitigación”. Recientemente, Casassa fue coinvestigador en un estudio de tres años realizado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, que abordó el cambio climático y su impacto en el retroceso de glaciares y en los ecosistemas de las regiones polares y de montañas en todo el mundo. A continuación, algunos extractos de mi entrevista con Casassa en diciembre pasado.
 
LANGMAN: ¿Son las Inundaciones Repentinas de Lagos Glaciares (Glofs) todavía un motivo de preocupación en el lago Cachet 2 y en otros lugares de la Patagonia?
CASASSA: Si ves a la totalidad de la Patagonia, tenemos evidencia de eventos más frecuentes por la simple razón de que con el calentamiento global el hielo se está derritiendo más rápidamente y estos lagos glaciares están aumentando de tamaño. Hay evidencia proveniente de áreas muy remotas donde no vive nadie, como la cordillera Darwin, en la Tierra del Fuego, y en el Gran Campo Nevado. Hay al menos tres casos en el Campo de Hielo Patagónico Sur. Y en el Campo de Hielo Patagónico Norte también se han reportado varios casos. Uno, por supuesto, es Cachet 2, cuyo túnel glaciar sigue abierto, pero en el pasado también ocurrió en el lago Leones y al sur del glaciar Colonia en el lago Arco.
 
¿Se encuentra Chile preparado para eventos Glof?
Hoy en día existe una brecha en el mundo científico. Necesitamos trabajar más para mapear las zonas de peligro y compartir esto con políticos, urbanistas y otros individuos para que elaboren leyes adecuadas que regulen la urbanización de pueblos y carreteras. Esto se encuentra muy desarrollado en otras regiones montañosas, como en los Alpes, donde hay zonas verdes, amarillas y rojas. Pero aquí no está muy bien desarrollado.
 
 
¿Te anima la forma en que el mundo –exceptuando Donald Trump, por supuesto- está reaccionando ante la amenaza del cambio climático?
Sí, absolutamente. Recientemente vi el nuevo documental de Al Gore, Una Secuela Incómoda. Es maravilloso ver cómo el mundo en general está recurriendo al uso de fuentes de energía renovables y cómo los precios de los paneles solares van disminuyendo. Esto está cambiando completamente la matriz de energía, incluyendo a Chile, que figura como un ejemplo importante en la película de Al Gore.
 
¿Cuánto está aumentando el nivel del mar?
El nivel del mar está aumentando casi 3 milímetros al año. No es mucho, pero cuando lo multiplicas por 100, tenemos que en el último siglo el nivel del mar ha aumentado entre 20 y 30 centímetros, y las proyecciones para el final de este siglo apuntan a que podría aumentar más de 2 metros cada año. Esta cantidad crece y crece, y 2 metros es mucho.
 
¿Continúa en aumento la velocidad a la que los glaciares se están derritiendo en la Patagonia?
Sí. Acabamos de entregar, junto a unos colegas, un artículo para una revista en donde comparamos los datos de elevación superficial del 2014, provenientes de un satélite alemán, el Tandem X, con los datos del Transbordador Espacial de la NASA del año 2000. Los datos apuntan a una aceleración en la pérdida de masa de muchos glaciares. Por otra parte, también descubrimos a algunos glaciares que están estables. Moreno está estable, tiene pulsos de avance y retirada. Y, sorprendentemente, hay otros glaciares que están creciendo, particularmente en los costados suroeste y centro oeste.
 
¿Por qué crecen los glaciares en ciertos lugares?
Por un aumento en las precipitaciones. Hay buena evidencia que muestra que los vientos occidentales están aumentando y empujando hacia el sur. Mientras eso ocurra, la precipitación también va a aumentar. Mientras las precipitaciones sean sólidas y haya nieve, los glaciares estarán en buen estado y aumentará su masa. Pero si continúa el calentamiento, por supuesto que la precipitación sólida se convertirá en lluvia y ésta derretirá a los glaciares todavía más.
 
¿Tienes algunas proyecciones para el futuro de los Campos de Hielo Patagónicos?
Tenemos un modelo de la evolución del comportamiento futuro del Campo de Hielo Norte. Todavía no hemos hecho ese ejercicio para el Campo de Hielo Sur. Pero la diferencia entre el Norte y el Sur es que la precipitación ha disminuido hasta los alrededores de Coyhaique, pero ha aumentado más al sur. No mucho, pero un poco. Y ese poco ayudará a que los glaciares crezcan en las zonas altas, pero en las zonas bajas, donde las temperaturas están teniendo un efecto, el deshielo irá aumentando. Particularmente, hay algunos glaciares –glaciares muy grandes como Jorge Montt, O´Higgins y otros –donde el flujo de hielo se está acelerando. Estos glaciares no solo se están derritiendo, sino que se están desprendiendo; rompiéndose en pedazos que caen en el océano, fiordos o lagos.
 
¿Habrá un cambio importante en el paisaje de la Patagonia en el próximo siglo?
Sí, los llamados efectos de la dinámica del hielo tendrán más relevancia a medida que el hielo se derrite en los lugares donde ya hay mucha agua. Esta agua actúa como lubricante del flujo del glaciar, así que a medida que el hielo se lubrique, fluirá más rápido, y la velocidad del hielo aumentará. Y estas contribuciones de los desprendimientos de hielo a los fiordos y lagos aumentarán. Ya estamos viendo eso, no solo en varias zonas grandes de la Patagonia, sino también en Groenlandia y en partes de la Antártica. Y no hay un límite superior para la aceleración que puede experimentar un glaciar; pueden fluir más y más rápido. Así que eso es una gran preocupación.
 
¿Las mayores pérdidas entonces se encuentran en las áreas donde hay desprendimientos de hielo?
Sí, las mayores pérdidas han estado ocurriendo cerca del nivel del mar, pero ahora estamos empezando a ver pérdidas glaciares incluso en elevaciones mayores a los mil metros. Eso es muy considerable y preocupante: que incluso en el plateau superior, como al oeste del Monte Fitz Roy, estamos viendo la disminución de glaciares en un lugar donde se supone que debe haber nieve durante todo el año.
 
¿Cuándo se descubrió esto?
El ejército chileno invitó a algunos de nuestros colegas el pasado agosto. Recolectaron datos valiosos, y lo más extraordinario es que una estaca que habíamos instalado allí a finales de los noventa, y que estaba prácticamente cubierta de nieve cuando estuvimos allí por última vez hace siete años, nuevamente se encontraba en la superficie. Así que el deshielo superficial está aumentando, y la nieve no se está acumulando allí. La nieve es cada vez más escasa. Eso es muy preocupante porque el balance de la masa de hielo en los Campos de Hielo Patagónicos, incluso a esa altura, a casi 1.500 metros sobre el nivel del mar, está disminuyendo.
 
¿Qué deben hacer Chile y Argentina para proteger los Campos de Hielo Patagónicos?
Creo que un paso importante se realizó hace años cuando ambos países convirtieron a los campos de hielo en parques nacionales. El uso industrial de los parques es legalmente inaceptable, así que están protegidos. Argentina ha dado un paso más al aprobar una ley de glaciares. En Chile, todavía no tenemos una. Lo que se necesita ahora son más restricciones, protocolos y regulaciones medioambientales. Estamos trabajando en ello, tanto en Chile como en Argentina, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
 
 
 

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