Por Rodrigo Barria
Nota del Editor: La siguiente es de la Edición 26.
Proteger a través de un trabajo interdisciplinario en Valle de Reñihué es la misión de la la Fundación Reñihué Nature Conservancy, entidad cuyo monitoreo ecológico a largo plazo de especies está estableciendo un nuevo estándar en la investigación de la conservación en Sudamérica. La fundación combina la investigación científica, comunicación y educación medioambiental para preservar el valle y salvaje fiordo patagónico de esta histórica área natural privada situada cerca de la entrada norte del Parque Nacional Pumalín Douglas Tompkins, en la provincia chilena de Palena.
Puede llamarse histórico porque el Valle de Reñihué, de 708 hectáreas, fue la primera propiedad que el difunto filántropo estadounidense Doug Tompkins compró al iniciar su monumental labor durante las tres décadas siguientes, que llevó a la creación de 15 parques nacionales en Chile y Argentina.
En 2017, otro empresario estadounidense convertido en conservacionista, Charlie Clark, compró la propiedad por 9 millones de dólares al clan Tompkins con la intención declarada de seguir protegiendo Reñihué. Dominado por la exuberante selva valdiviana, el lugar une flora y fauna desde cumbres andinas hasta el océano Pacífico, sin interrupciones, constituyendo un corredor biológico para pumas, güiñas, pudúes y huillines, entre otros.
La Fundación Reñihué fue fundada por Clarke en 2020 y ha estado monitoreando e investigando la biodiversidad del valle, con un foco especial en un felino nativo, la güiña, también conocido como gato kodkod, el felino más pequeño de América. De igual manera, investigan los bosques y sus árboles milenarios y especies como el pudú y el huillín para saber cómo viven y cómo interactúan con el hábitat de este valle.
Su trabajo está dando lugar a una investigación científica pionera gracias a su técnica de "monitoreo no invasivo a largo plazo y sin interrupciones". Han colocado más de 150 cámaras trampa en todo el Valle de Reñihué, permitiendo un monitoreo constante de las especies las 24 horas del día, durante todo el año. Las cámaras han producido más de 1,2 millones de fotografías y han permitido desarrollar un método único para el seguimiento de individuos específicos de especies. Hasta ahora, por ejemplo, están siguiendo el ciclo de vida de 12 güiñas, una especie clasificada como "vulnerable" en la Lista Roja Internacional de Especies Amenazadas.
No es fácil llevar adelante el trabajo en un lugar en donde las precipitaciones anuales pueden alcanzar los 6.000 milímetros en promedio. “La lluvia y la vegetación tupida desafían el trabajo, pero a lo largo del tiempo hemos ido aprendiendo y perfeccionando el método de monitoreo”, señala su director ejecutivo, Eduardo Minte.
Esa investigación también alimenta sus iniciativas de educación medioambiental, que incluyen talleres y presentaciones en escuelas locales. “Trabajamos en conjunto en el levantamiento y análisis de información y en comunicación científica, porque pensamos que la fórmula ‘comunicación + ciencia’, es el mejor camino que tenemos para proteger nuestros ecosistemas”, explica Belén Gallardo, coordinadora general de la fundación. “La idea es poder usar distintos formatos para dar a conocer a todos los habitantes de Reñihué”, añade Valentina Alarcón, ilustradora y coordinadora de logística.
Sin embargo, las mejores intenciones para este increíble laboratorio viviente podrían verse alteradas algún día por Chile. El Ministerio de Obras Públicas sigue teniendo en su agenda ambiciosos planes de extender la Carretera Austral desde Hornopirén hasta el puerto de Caleta Gonzalo en el fiordo Renihue. Ello conllevaría enormes consecuencias ecológicas tras la construcción de unos 300 kilómetros de nuevos túneles, puentes y caminos de ripio. Actualmente, la zona ya está conectada mediante transbordadores.
Visita la Fundación Reñihué Nature Conservancy en www.renihue.com para más información.