Desafíos locales frente al cierre del acceso al Glaciar Exploradores, ¿Cómo nos adaptamos ante las consecuencias del cambio climático?

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Glaciar Exploradores. Foto: Harry BritoGlaciar Exploradores. Foto: Harry Brito 

 
Por Francisca López Espinoza
López trabaja para la Fundación Plantae
 
El pasado 7 de octubre, se presenció el más reciente y significativo desprendimiento en el Glaciar Exploradores, en la región de Asyen, en la Patagonia chilena. Dirigido hacia la laguna lateral ubicada en su vertiente este, abarcando una extensión de 80 hectáreas, este fenómeno provocó un aumento considerable en las dimensiones de la laguna, acompañado de la aparición de grietas, según se detalla en la resolución oficial y la minuta técnica emitida por la Dirección Nacional de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de Chile. En aquellos documentos también se detalla que el número y tamaño de las lagunas prácticamente se duplicó, pasando de 0,85 km2 en 2020 a 1,26 km2 en mayo de 2023.
 
Tan solo tres semanas después de este incidente, el 23 de octubre, expertos de la misma entidad y la Corporación Nacional Forestal (CONAF) llevaron a cabo una evaluación en terreno de las condiciones del glaciar. En base a la conclusión de que la ruta tradicional no cumplía con los estándares de seguridad necesarios para prevenir futuros incidentes, se tomó la decisión de cerrar de manera definitiva el acceso frontal al glaciar, punto de inicio de las caminatas.
 
Francisco Croxatto es propietario de la empresa El Puesto Expediciones y pertenece a AG Hielo Norte, un grupo de empresas con concesiones y permisos dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael. Es pionero en la oferta de caminatas sobre hielo en Chile, y podría considerarse como la persona más familiarizada con el Glaciar Exploradores, pues desde el 2004, ha presenciado muy de cerca los cambios en este majestuoso entorno y ecosistema.
 
La comunidad de Río Tranquilo y los operadores turísticos han expresado su inquietud y descontento, ya que esto supone un impacto económico significativo, en especial durante la temporada alta, cuando el número de visitantes aumenta.  “La única respuesta que recibimos de parte de las autoridades fue un rotundo «No»”, comenta Croxatto. Él, junto con otros operadores, resultaron seriamente perjudicados ante el cierre repentino, que puso fin a los contratos de 17 de operadores. Además, esta situación también afectaría a toda la cadena de servicios relacionada con esta actividad, como la alimentación, transportes y el alojamiento de turistas.  “Consideramos que esta medida es desproporcionada y creemos que es posible habilitar una ruta para las caminatas que no expongan a los visitantes”.
 
 
Vista Glaciar Exploradores. Foto: Harry BritoVista Glaciar Exploradores. Foto: Harry Brito
 
 
“En este momento nos preguntamos por qué se tomó esta decisión, sin consultar a quienes conocemos el glaciar, ya que aún hay mucho territorio seguro para caminar, incluso ingresando por la zona frontal”, comenta Croxatto, quien además afirma que se puede realizar una ruta por el lado oeste, alejándose 1 km del desprendimiento, lejos de la grieta que preocupa a las autoridades. “El glaciar tiene 3 km de ancho, no entendemos porqué no se agota la opción de encontrar una ruta distinta, si todavía quedan 2 km para recorrer”, comenta.
 
Los profesionales de turismo de aventura, quienes guían estas caminatas, están capacitados en gestión del riesgo, lo cual implica revisar las condiciones del grupo, el clima y el terreno. Croxatto, comenta que siempre se toman decisiones basadas en la experiencia para minimizar el riesgo. En este sentido, Harry Brito, montañista y guía ACGM, quien por muchos años ha formado guías locales en Aysén para caminatas en glaciar, coincide en la importancia de la planificación, con itinerarios definidos y conocimientos relacionados a la evacuación y rescate en entornos glaciares.
 
“Es una actividad que conlleva un riesgo, como toda actividad en montaña, pero se puede hacer una gestión adecuada, y así se reduce la posibilidad o gravedad de los accidentes”, comenta Brito. “La gracia de este glaciar es que lo puede visitar casi cualquier persona, no se requiere un estado físico elevado. Es plano y liviano dentro de todo. Han ocurrido accidentes o caídas, pero de poca gravedad”, agrega.
 
Ambos, esperan que las autoridades consideren la visión y la experiencia de quienes conocen y trabajan en el glaciar. Insisten que existen alternativas seguras para continuar con las caminatas, para ellos la discusión se centra en encontrar soluciones que permitan conciliar la seguridad de los visitantes con la preservación de esta atracción turística fundamental de la Región de Aysén.
 
El impacto en Puerto Río Tranquilo
La oferta turística de caminatas sobre el glaciar exploradores comenzó en 2003, Francisco Croxatto fue uno de los primeros en abrir esta experiencia a un público más amplio. En esos tiempos, Puerto Tranquilo era un poblado aislado, de tan solo 400 habitantes. “Cuando comenzamos, aún no existían caminos, ni alcantarillados en la zona. La telefonía celular en Río Tranquilo no llegó hasta 2012. Fue en este período que el lugar se empezó a dar a conocer gracias a la presencia en redes sociales”, explica Croxatto.
 
El acceso mejoró en 2005 con la llegada de caminos, pero el turismo despegó en 2013, cuando otras empresas solicitaron y obtuvieron concesiones para realizar actividades dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael.  Desde la llegada de CONAF en 2015, el crecimiento ha sido exponencial, sobre todo para la localidad.
 
El desarrollo turístico fue suave y ascendente hasta que las visitas a las Capillas de Mármol experimentaron un auge y se hicieron conocidas por el público nacional e internacional. Río Tranquilo se vio afectado por un crecimiento abrupto, se generaron colapsos en servicios como alimentación, supermercados y gas. La población flotante aumentó y se elevó el costo de vida. Sin embargo, a pesar de los desafíos, el pueblo ha logrado regularse y adaptarse, con mejoras en infraestructuras y servicios, que han traído un directo beneficio a la comunidad local.
 
 
Foto: Francisco CroxattoFoto: Francisco Croxatto
 
 
Hoy en día, Río Tranquilo es el pueblo con mayor afluencia turística en la región de Aysén. Las Capillas de Mármol, el Glaciar Exploradores y la laguna San Rafael son los principales puntos de interés.  Esta expansión turística genera un encadenamiento a otros servicios, como alimentación y alojamiento, se estima que, cada temporada, llegan más de 8 mil visitantes.
 
“El cierre de un atractivo turístico de tal relevancia en el parque, afecta a la región, provocando una disminución en las visitas y un encadenamiento hacia atrás. Se pierden alrededor de 8 mil reservas de alojamientos y comensales en la temporada”, comenta Croxatto.
 
El futuro de las caminatas sobre Exploradores
Algunos operadores turísticos que trabajan en Puerto Tranquilo, consideran el documento emitido por la DGA, en el cual decreta el cierre del glaciar Exploradores, como “poco consistente”, ya que su evolución no difiere a las tendencias globales, en que retroceso y adelgazamiento del hielo son cada vez más comunes.  Por otro lado, acusan que la autoridad aún no ha proporcionado información oficial y clara sobre las medidas que se tomarían para mitigar el impacto económico en los prestadores de servicios y la comunidad en general.
 
 
Foto: Harry BritoFoto: Harry Brito
 
 
“Es esencial considerar que el cambio climático ha tenido un efecto notorio en el Glaciar Exploradores, que ha experimentado un constante retroceso y adelgazamiento. Retrocede aproximadamente un metro cada año, y gran parte de lo que antes era hielo se ha convertido en lagunas, evidenciando un proceso de fragmentación acelerado”, señala Gino Casassa, Glaciólogo, docente e investigador de la Universidad de Magallanes y consultor de Geoestudios Ltda.
 
Es un hecho que los glaciares mutan, es parte de su dinámica y se están transformando rápidamente cada año, debido a los impactos del cambio climático. "El glaciar no es eterno; sabemos que esta actividad terminará, y esto podría suceder en dos, cinco, o en diez años. Nadie lo sabe, ni siquiera la glaciología; está relacionado con el planeta y el cambio climático. En algún momento tendremos menos hielo y será imposible caminar sobre él. Sin embargo, las opciones no se agotan y se pueden seguir prolongando senderos en la lateral que permitan ciertos acercamientos y vistas”, asegura Croxatto.
 
Para Casassa, lo que ha hecho la autoridad, es tomar una medida conservadora, justificada en disminuir los riesgos a los visitantes, pero poco equilibradas con la realidad local. El glaciólogo explica que en los glaciares existen fenómenos episódicos o habituales, en los que el glaciar se recupera fácilmente, como cuando se desprende un témpano y este vuelve a formarse. En Exploradores y en la mayoría de los glaciares del mundo, esto ya no es así: el hielo que pierden no lo recuperan.
 
“Todo indica que este glaciar, bajo estas tendencias, no se recompondrá. No es solo el aumento de temperatura, sino también la disminución de precipitaciones. En este tiempo, se observan más remociones en masa y lluvias torrenciales, eventos extremos en periodos cortos, los llamados ríos atmosféricos. Estos fenómenos también están impactando la zona; todo va de la mano”, afirma el docente.
 
El glaciólogo coincide en se debe buscar una solución para equilibrar la economía local con la seguridad de las personas.  “Aunque requiera esfuerzos y costos, esto debe hacerlo el Estado en coordinación con los privados”, afirma.
 
Patagonia concentra la mayor cantidad de glaciares fuera de las zonas polares, por ello evaluar expandir esta oferta turística hacia otros sitios también es una posibilidad. Actualmente se están comenzando a desarrollar programas para visitas guiadas en el Glaciar Calluqueo en las estribaciones del Monte San Lorenzo cerca de Cochrane. “Como seres humanos, tenemos una alta capacidad de adaptación, y debemos centrarnos en esa habilidad más que en mitigar. No podemos ir en contra de estos cambios dramáticos, que ofrecen peligros, pero busquemos otras alternativas y evaluemos otros glaciares en la zona”, sentencia Casassa.
 
 
Foto: Harry BritoFoto: Harry Brito
 
 
Las efímeras pisadas sobre los glaciares
Quienes lideran excursiones sobre el glaciar comparten que, a menudo, surge una pregunta entre aquellos que lo visitan por primera vez: ¿Pisar un glaciar implica dañarlo? La respuesta de Francisco Croxato es clara y directa: “Aquello que recorres hoy con tus pasos, mañana ya no existe; la parte superficial del glaciar es como la arena del mar”.
 
Caminar sobre un glaciar no es algo nuevo; algunos de estos majestuosos cuerpos de hielo ofrecen formas y condiciones que los convierten en una experiencia sumamente accesible para la mayoría de las personas. Se estima que la práctica de caminatas sobre glaciares tiene sus raíces en paralelo con el desarrollo del turismo guiado en montañas. Uno de los primeros destinos en el mundo donde se llevaron a cabo caminatas turísticas fue en la Mer de Glace, uno de los glaciares más extensos de los Alpes, y que tampoco se ha salvado de presentar un gran retroceso.
 
En Sudamérica, estas actividades se realizan desde hace muchos años también, en Chile, más al sur, en el glaciar Grey (Parque Nacional Torres del Paine) y en Argentina, el glaciar Perito Moreno (ubicado en el Parque Nacional Los Glaciares) son puntos de referencia para estas experiencias y convocan miles de turistas año a año.
 
Croxatto explica que cada día se derrite una cantidad de hielo mayor que la huella dejada al caminar. Comparando la experiencia con transitar sobre la arena, afirma que las huellas son tan efímeras que se desvanecen rápidamente: “La extensión diaria que se derrite naturalmente, supera ampliamente la marca dejada por un simple crampón. Lo que caminas hoy, desaparece mañana, y el hielo no se ve afectado por las pisadas. Desde nuestra perspectiva, sufre las consecuencias de procesos naturales y del cambio climático, así como de la actividad extractiva y consumista de la humanidad, que, aunque habita fuera de él, impacta de igual manera sobre el hielo. Esta es una aceleración generada por la actividad humana en el planeta".
 
En la misma línea, aquellos que se dedican profesionalmente a esta práctica sostienen que caminar sobre el hielo genera conciencia al experimentar y comprender in situ la dinámica de un glaciar. Esta toma de conciencia contribuye a su conservación. Por lo tanto, se podría afirmar que se compensa el mínimo impacto del tránsito de los crampones de un visitante con la educación ambiental y el proceso transformador vivenciado, que a largo plazo puede ayudar a valorar y cuidar los glaciares. Brito asegura: "A pesar de que los glaciares se están derritiendo aceleradamente debido al cambio climático, no son tan frágiles y efímeros como la nieve. Las travesías transcurren por una parte externa que, por naturaleza, se encuentra en constante proceso de cambio".
 
 
Foto: Harry BritoFoto: Harry Brito
 
 
Además, durante estas caminatas, se puede apreciar que los glaciares son sistemas increíblemente complejos que albergan vida en forma de líquenes, musgos y pequeños insectos, como el dragón de la Patagonia (Andiperla Sp). Estos elementos forman ecosistemas interconectados que alimentan a otros, convirtiendo la experiencia de caminar sobre el hielo en algo que va más allá de la superficie, revelándose como un encuentro con un entorno que trasciende la mera belleza del paisaje.
 
No obstante, una caminata sobre un glaciar puede conllevar diversos impactos negativos, como la disposición inadecuada de basura, contaminación debida al uso inapropiado de baños, entre otros. Al respecto, Camilo Hornauer, Presidente Ejecutivo de Fundación Plantae, organización que trabaja para la conservación  y acceso a espacios naturales desde 2016, destaca la importancia de fomentar un acceso consciente a la naturaleza: “Esto implica un trato respetuoso y responsable con el entorno que exploramos, con el objetivo de minimizar los riesgos y huellas que podamos dejar, sin perturbar los ecosistemas y manteniendo consideración por la cultura y los habitantes locales. Este enfoque no solo contribuye a la preservación del entorno, sino que también propicia experiencias transformadoras y aprendizaje.”
 
Así mismo, agrega: “Se ha demostrado que, en el ámbito de la educación, el aprendizaje basado en la experiencia resulta notablemente más efectivo para la asimilación de conocimientos. Esta metodología permite internalizar de manera más eficaz la información, facilitando así la protección y el cuidado de aquello que conocemos de forma tangible. En este sentido, caminar en un glaciar, proporciona una oportunidad única para sumergirnos directamente en el concepto de glaciar, percibiendo sus sonidos, texturas, entre otros aspectos. Además de los datos que los guías turísticos puedan compartir durante la excursión. El propósito es que, a futuro sean los propios visitantes quienes transmitan a su entorno cercano la importancia de los glaciares y se empoderen en su defensa y conservación.”
 
El cierre del glaciar Exploradores ejemplifica la problemática que enfrentan numerosos glaciares en todo el mundo. Estos han experimentado un aumento significativo en su proceso de fusión, con una mayor fragmentación de sus frentes o terminales y la formación de lagunas glaciares y la ocurrencia de eventos extremos como los GLOFs (vaciamientos de lagunas glaciares). Todos estos fenómenos conllevan riesgos, subrayando la necesidad de tomar medidas y acciones, pero siempre en consenso entre las comunidades locales y los organismos del Estado.
 
Este escenario se vuelve especialmente complicado para las comunidades que dependen del turismo, ya que la pérdida o limitación de acceso a estos espacios naturales impacta directamente en su sustento. Además, resalta la urgencia de establecer un diálogo efectivo y una colaboración estrecha entre instituciones y actores locales. Estos últimos poseen un conocimiento íntimo de su entorno, siendo fundamentales en la identificación y aplicación de las medidas más apropiadas para adaptarse y fortalecerse ante los cambios inminentes. En este contexto, la cooperación entre las partes interesadas se presenta como la clave para abordar eficazmente los desafíos asociados con el retroceso de los glaciares y sus impactos en las comunidades locales.