Imperdibles de la Patagonia: La “Sirena de Hielo”, Bárbrara Hernández

Correo electrónico Imprimir
 
 
Por Sofía Anich
 
Fue tras el primer viaje de Bárbara Hernández a la región de Aysén, en la Patagonia chilena, en noviembre de 2015, cuando el apodo comenzó a resonar en los medios. Fue allí para entrenar antes de competir en los Campeonatos del Mundo de Natación de Invierno. Tras cruzar las gélidas, caudalosas y rápidas aguas del río Baker, los lugareños y periodistas salieron atónitos y empezaron a referirse a ella como la "Sirena de Hielo." 
 
Es un apodo que se ha extendido internacionalmente, y ella lo considera ahora "su marca". Dice que se identifica con el lado más poderoso de las sirenas, con su fortaleza y conexión con la naturaleza, y no con el simbolismo estético. 

Allá donde va a competir en natación en aguas abiertas, la Sirena de Hielo engrosa una larga lista de logros que baten récords (Ver también "Bárbara Hernández: A contra corriente" en la edición 21 de Patagon Journal). El año pasado, para concienciar sobre la protección del océano Antártico, batió un nuevo récord Guinness al convertirse en la primera persona en nadar 2,5 kilómetros en las aguas heladas de la Antártida, y lo hizo vestida sólo con un simple bañador y sin ropa protectora. 

Hernández no olvida que fue la Patagonia la que le dio ese nombre y su conexión con el territorio no ha hecho más que crecer desde entonces. Ahora ella se siente "patagona por adopción". En esta entrevista, esta psicóloga chilena, una de las mejores nadadoras de aguas abiertas del mundo, nos recomienda sus imperdibles de la Patagonia.

¿A dónde fuiste en tu primer viaje a la Patagonia?
Fui a la región de Aysén, porque la familia de mi novio es de allá. Lo que más me sorprendió fue el verde, los distintos tipos de verde y sobre todo, los distintos colores del agua. Yo, como buena nadadora veía esta diferenciada tonalidad en los lagos y los ríos, como el Rio Baker o el Lago General Carrera. Ver todos estos lugares, creo que marca un antes y un después en mí.

El disco o canción perfecta para acompañar un viaje a la Patagonia.
Es relativo a lo que a mí me gusta, yo alucino siempre con Depeche Mode. Me quedo con canciones pegadas en mi cabeza en los nados largos, puede ser desde un pedacito de la canción de Mohana si estoy nadando en Hawaii por 20 horas hasta distintos tipos de música. Pero, en verdad me quedo anclada con imágenes más que con la música y me gusta mucho sentir el sonido del agua. Es lo que más me gusta, esa conexión. Hay gente que la evade, pero creo que para mí es vital el estar muy conectada con lo que estoy haciendo, entonces, siento el sonido de mi corazón, el latir y el agua como pasa. También recurro a imágenes y muchas de ellas son en la Patagonia, en los glaciares, en las distintas regiones y lugares donde he estado. Eso es lo que me nutre. 
 
 
 
 
 
¿Por qué te gusta evocar imágenes cuando vas nadando? 
Yo sé que la gente la mayoría de las veces asocia los glaciares a frío o a hielo, pero para mí significa ese calor de afecto, de adrenalina. Y también me evocan mucho a todas las personas que he ido conociendo en mis distintos viajes a Patagonia, entonces es una familia a la que visito por lo menos una vez al año y esos recuerdos te dan fuerza.

Tu encuentro favorito con un animal y dónde fue.
En la Laguna San Rafael con una foca leopardo cuando estaba nadando y volvió a mirarme. Ese creo que es mi recuerdo favorito porque son familias de focas que voy conociendo desde el año 2015, que fue mi primer viaje a la Laguna San Rafael. Entonces he ido viendo cómo estas familias van creciendo. Estábamos grabando y la foca se desvió hacia mí, entonces me tuvieron que sacar del agua en un segundo.

¿Qué otro tipo de animales te has topado nadando?
En Patagonia con toninas. El “delfín chileno” le llaman, es un delfín distinto, más gordito y más oscuro también, pero es realmente muy lindo. Cruzando el estrecho de Magallanes dos veces me han acompañado y cuando nadamos en otros lugares del mundo, también me acompañan, pero mis recuerdos son de Chile. 
 
 
 
 
 
El nado más desafiante que has vivido en la Patagonia.
Hemos nadado ya en casi 8 glaciares, pero creo que, sin lugar a dudas, el glaciar Steffen. Se llega desde Tortel, hay que hacer una navegación y una caminata larga, donde es solo agua de deshielo. Es un glaciar hermoso que armó una laguna, pero el agua en ese lugar llega a tener 0,5 grados centígrados en pleno verano. Es una locura y tiene mucho sedimento. Es un nado muy lindo, pero por todo lo que implica la logística de llegar allá, es uno de los más difíciles. 

¿Cuando estás nadando, alcanzas a contemplar la naturaleza que te rodea?
Amo cuando estoy nadando allá, indistintamente si estamos buscando una distancia o completar nados de entrenamiento. Disfruto mucho estar en ese lugar, siempre me detengo a mirar el glaciar, aunque sea por segundos, lo necesito. Entonces siento que estos lugares, esas tonalidades y esos glaciares se quedan en mí y finalmente, una parte mía por siempre les pertenece. Y creo que por eso tengo esta conexión con las aguas de la Patagonia y con su gente.

Te enseñan a ser muy humilde todos estos glaciares o todas estas rutas. El cómo uno llega a Patagonia desde la “patagonia chica”, como llaman a la región de Aysén, o todo lo que es Magallanes, Tierra del Fuego. De hecho, la gente siempre piensa que vivo o que soy criada en estos lugares, y lo cierto es que soy patagona por adopción.
 
 
 
 
Un lugar no turístico de la Patagonia, que todos deberían conocer.
Tierra del Fuego definitivamente, desde las navegaciones hasta lo que es Caleta María, todo lo que significa adentrarse en estos fiordos, que es mucho más de aventura en este momento, porque no son lugares donde uno llegue y esté todo programado. Implica estar muy conectado con el clima, con todo lo que uno admira de estos lugares, pero creo que es un imprescindible, cruzar a Porvenir y desde ahí, poder recorrer.

Las aguas que más te han impactado en la Patagonia.
Creo que las aguas que más me han impactado tienen que ver con mi primer viaje a Patagonia, que fue cuando cruce el Baker dos veces. Es uno de los ríos más caudalosos que tiene Sudamérica, es muy peligroso, pero es impresionante el color que tiene esa agua.  Fue mi primer viaje a Patagonia. Creo que no podía creer que el agua de nuestro Chile se viera y tuviera esa fuerza, y esas tonalidades.

Nadar es una forma de aprender a conectarte con las aguas donde uno se desenvuelve. La naturaleza te muestra una fuerza tuya interna muy personal y es una capacidad de ser humilde ante la naturaleza, que yo creo que es algo que nos falta muchísimo. Es un buen recordatorio.

Un plato imperdible de la Patagonia y dónde es el mejor lugar para comerlo.
Creo que en la Patagonia, donde sea que uno entre siempre va a tener comida deliciosa. Y bueno, para la gente que es carnívora, por supuesto, va a amar todas sus carnes. Yo soy vegetariana, entonces me ha costado, pero el último tiempo están más adaptados cuando saben que voy, pero yo lo amo todo. Para mi, cualquier cosa que tenga papá está bien, y también los dulces. ¡La gente en la Patagonia es muy de comer cosas dulces! Todo lo que sean kuchenes, pastelitos con crema que eso son muy ricos, las tortillas, el pan amasado, las papas que se hacen ahí mismo con el rescoldo, para mi gusto es delicioso.
 
 
 
 
Si le tuvieras que recomendar a alguien el mejor lugar para bañarse, dirías…
Yo creo que el Lago General Carrera es hermoso. Es un lago gigante, entonces hay que ser bien respetuosos siempre con la naturaleza. En verano, Natales también tiene muy buenas temperaturas, la Laguna Sofía, el canal Señoret. El estrecho de Magallanes no lo recomendaría todavía, porque siempre hay mucho viento en esa parte, pero todos estos lugares son realmente maravillosos. 

Además de bañarse, creo que les recomendaría ser muy cuidadosos porque son aguas vivas, entonces estar siempre en las orillas, en los lugares que sí están habilitados. Creo que eso nos enseña también la Patagonia, que es indomable. La Patagonia es bagual, entonces tenemos que ser siempre muy respetuosos con todo lo que vemos y con todo lo que nos ofrece.

Un momento que nunca vas a olvidar en Patagonia.
Estar con mi mamá en Laguna San Rafael. Me acompañó en mi primer nado y es parte de nuestra tradición. Yo soy hija única y me ha acompañado cada vez que he tenido que ir a nadar o grabar a la Laguna San Rafael, entonces siento que ese es nuestro lugar. Fue su sueño conocerlo por los últimos 40 años, entonces fue muy bonito entregar ese regalo y ver los atardeceres únicos que te regala la Patagonia con ella, fue algo que está en mi corazón por siempre.