“Tierra de a Caballo”: el turismo que busca proteger la ruralidad en Aysén

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En la Edición 27 de Patagon Journal, nuestro artículo de portada presentaba la primera edición de la cabalgata "Tierra de a Caballo". La segunda versión del evento tuvo lugar el pasado mes de febrero. Creada por la empresa de turismo Aysén Somos, reunió a 100 jinetes, más del doble que en la primera convocatoria, demostrando una vez más que el turismo puede ser una forma eficaz de proteger la cultura rural.
 
Por Javiera Benavente 
Fotografía por Pato Díaz 
 
 
Poco y nada se sabía de la grandeza de Aysén -región austral de Chile y situado en el corazón de la Patagonia-, hasta inicios del siglo XX, época en que comienza el proceso de su colonización. Según la memoria de algunos aún vivos para contarlo, los primeros en llegar y hacer vida en la región lo hicieron a lomo de caballo. Este animal fue un fiel compañero y una pieza clave para escribir la historia.  
 
Gracias al caballo, los colonos de Aysén pudieron transportarse durante días, explorando lugares inhóspitos y a su vez magníficos; enfrentándose a las inclemencias del clima. Estos valientes gauchos chilenos, vestidos con mantas, boinas, bombachas y botas, abrieron rutas y despejaron terrenos para el cultivo y la ganadería, siendo estas las primeras luces de desarrollo en la región.  
 
Más de 100 años después y con el fin de honrar la memoria de quienes habitaron la Patagonia a caballo, Francisca Stock y Javier Galilea, dueños de la empresa local de turismo Aysén Somos, impulsaron en la región un evento de cabalgata llamado “Tierra de a Caballo”, el cual busca que las personas vivan la experiencia de sus antepasados y no sólo sean oyentes de sus relatos, con el objetivo de mantener viva las tradiciones de Aysén a través del turismo.  
 
 
Francisca Stock y Javier Galilea, dueños de la empresa local de turismo Aysén Somos.Francisca Stock y Javier Galilea, dueños de la empresa local de turismo Aysén Somos.
 
 
 
Durante el siglo XX, el caballo fue un gran aliado para recorrer las tierras patagónicas.Durante el siglo XX, el caballo fue un gran aliado para recorrer las tierras patagónicas.
 
 
En la primera versión de 2023 participaron 41 jinetes y se realizó en Coyhaique Alto, una zona rural a unos 45 kilómetros de la capital, cerca de la frontera con Argentina. Este 2024, con mucha ambición, Aysén Somos creó una ruta exclusiva de 56 kilómetros, pasando por 11 campos de 11 propietarios que pusieron a disposición sus caminos y abrieron sus puertas a los 100 jinetes participantes. “No queremos que se pierda la cultura del caballo, porque esta tierra se lo debe. Esta cabalgata es una manera de honrar ese vínculo que tenemos con nuestra historia, porque al observar el pasado, uno mira para adelante con otra perspectiva. Tienes que saber por dónde viniste para saber para dónde vas”, explica Francisca.  
 
En este deseo de mantener la cultura gaucha, Francisca y Javier creen importante seguir contribuyendo al desarrollo del turismo en la región de manera colectiva, por lo que buscan a través de este evento tenderle una mano a los propietarios que necesitan renovar su modelo de negocio: “Todos están apostando por parcelar los campos grandes y venderlos, porque es mucho más rentable. Mientras nosotros tratamos de levantar esta bandera, de decir: hagamos algo distinto con los campos, démosles una nueva vida a sus tierras”.  Es por esta razón, que los propietarios que participaron de la iniciativa actuaron como guías en sus campos, siendo así su primera experiencia en el negocio turístico.  
 
 
 
 
 
Esta actividad busca honrar la memoria de quienes habitaron la Patagonia a caballo .Esta actividad busca honrar la memoria de quienes habitaron la Patagonia a caballo .
 
 
Uno de ellos es Juan Pablo Galilea, dueño de la estancia La Rioja, por la cual pasaron los 100 jinetes en el primero de los tres días que dura la travesía. Su misión fue dirigir la tropa por sus tierras, en conjunto con los guías de cabalgata, explicando sobre el trabajo que realizan en la producción agropecuaria, ya que, en esta zona, Valle Simpson, se encuentran los predios con mayor producción de angus rojo y angus negro de la región.  
 
Sin embargo, a pesar de ser los mayores productores de ganado, vivir de la ganadería, según ellos, hoy ya no es rentable. Es por esto, que vieron como una oportunidad sumarse a este evento y potenciar el turismo rural. “Necesitamos cambiar la matriz de ingreso del campo. Queremos seguir con otras actividades ligadas al turismo, pero sin dejar de lado la ganadería; y de esta manera el campo queda para la familia y no se vende. Es muy atractivo a la venta, pero no queremos eso”, explica Juan Pablo. 
 
Con el objetivo de profundizar los lazos de cooperación con un mayor número de actores de la zona, este año Aysén Somos realizó, además, un sistema colaborativo con emprendedores que prestan servicios de cabalgatas en distintas zonas de la región, dividiendo a los participantes en tropillas, las cuales contaban con un líder experto en cada una de ellas. “Mientras más ruido haga la ruralidad, es una bandera de lucha de más personas, porque la vida de campo va en decadencia. Nosotros queremos poner en valor la ruralidad y la cultura en el relato turístico. De esta manera va a ir llegando ese pasajero que busca esta experiencia, guiados por personas de la zona”, explica Javier.  
 

“El turismo rural es una de las pocas cosas que tenemos para mantener vivas nuestras tradiciones en la Patagonia".

 

La ruta de este año contempló 56 kilómetros.La ruta de este año contempló 56 kilómetros.
 
 
 
Los participantes deben cabalgar más de 8 horas diarias.Los participantes deben cabalgar más de 8 horas diarias.
 
 
Los participantes de la cabalgata agradecen esta iniciativa. Entre las 8 horas que deben andar al día, las comidas compartidas, los guitarreos, los vinos en bota y el camping, los jinetes, además de admirar la naturaleza y conocer sobre la cultura de la región, inevitablemente entablan espontáneas conversaciones.  “Hemos tenido la posibilidad de conocer lugares y un grupo de personas increíbles. Cien almas conectadas por los caballos y eso se siente. Hay muchas cosas en común en las personas que conocí en esta cabalgata. Esta fue nuestra primera vez en la travesía y va a ser nuestra tradición como familia, no nos pensamos perder ni una más”, relata Luz María Rojas, quien participó junto a su marido y su hijo.  
 
Y al igual que las personas, los caballos que los acompañan tienen su propia personalidad. Su origen, raza, edad, pelaje, cicatrices y nombre hacían que cada uno sea único y especial. Algunos eran ariscos, otros mansos, otros rebeldes; a unos que les gusta andar solos, a otros en manada.  “El caballo es noble, si uno sube una montaña a caballo, este podría seguir hasta que se muere, no alcanza a avisar antes. Su capacidad de entrega es total, y eso hace que sea tan buen compañero del hombre, porque sigue con él hasta lo último”, dice Diego Salas, guía experto a cargo de la tropilla de Establos del Río Simpson. 
 
 
En el evento participan jinetes de todas las edades.En el evento participan jinetes de todas las edades.
 
 
 
 

"Entre las comidas compartidas, los guitarreos, los vinos en bota y el camping, los jinetes, además de admirar la naturaleza y conocer sobre la cultura de la región, inevitablemente entablan espontáneas conversaciones".

 
Al final de la ruta, hay una sensación de satisfacción entre los participantes, los guías expertos y los dueños de los campos por los que pasó la cabalgata. “Me sorprendió la gente que participó, lo jinetes que son, y los niños con la capacidad de manejar el caballo. Se armó un ambiente de camaradería, transmitiéndose valores que te los entrega la ruralidad y el campo, eso fue un gusto”, dice Francisca Stock, una de las dueñas de Aysén Somos. 
 
El último tramo de la cabalgata dejó una postal para recordar. Por la plaza de Coyhaique se observaron los 100 jinetes llevando en alto la bandera chilena, junto a la de otros países e instituciones. En la ciudad, los esperaban vecinos que aplaudían y miraban contentos este desfile histórico, que recuerda a viejos tiempos en los que los arrieros transitaban por la misma plaza.  
 
 
Los jinetes se encaminan a la plaza de Coyhaique para finalizar la aventura.Los jinetes se encaminan a la plaza de Coyhaique para finalizar la aventura.
 
 
“El turismo rural creo que es una de las pocas cosas que tenemos para mantener vivas nuestras tradiciones en la Patagonia. También le da sustento a toda esa gente que trata de mantenerse en la ruralidad, en los extremos de nuestra región. Así que esta cabalgata es una bonita forma y ojalá que se mantenga, pueda prosperar y nos podamos ayudar entre todos los que vivimos en este lugar”, comenta Marcela E Hijos, una de las propietarias del campo El Tirano. 
 
Por su parte, Francisca y Javier cerraron esta segunda versión de Tierra a Caballos pensando en el próximo año. El objetivo es ampliar la convocatoria a 130 personas y trazar una nueva ruta. El éxito vivido en esta oportunidad se les presenta como una muestra clara de que la cultura de a caballo y la ruralidad no ha muerto, sigue viva.