Salvando al Futaleufú

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El gran río bajo amenaza: Un tesoro global en la Patagonia chilena enfrenta un futuro incierto.
 
Por Jimmy Langman y Nancy Moore
Fotos por Sebastian Alvarez
 
Nota del Editor: El siguiente es el artículo de portada de la Edición 4
 
 
Una multitud de entusiastas del rafting y el kayak están reunidos en la ciudad de la Patagonia chilena, Futaleufú, durante el soleado final de febrero. Llegaron para el Futa Fest, y el director del evento, Mitch Sasser, tiene su atención al hablar por medio de un megáfono. Mientras explica la agenda del día, deja claro que el mayor propósito de las festividades del fin de semana es proteger al río. “Dejen que el río fluya”, declara al final de su discurso. Esas palabras son recibidas con gran entusiasmo por parte de la audiencia, con alguien gritando atrás “¡Patagonia sin represas!” 
 
Ellos no vienen sólo de Chile sino de Francia, Brasil, Estados Unidos, entre otros países, y están aquí para disfrutar de un fin de semana de competencia de rápidos, pero muy al tanto de que el prístino y magnético azul turquesa del río Futaleufú – llamado por muchos el mejor río del mundo para practicar kayak y rafting – se ha unido a la lista de los amenazados.
 
Afuera de este pueblo de 2.400 personas hay un cartel de bienvenida con el mensaje: “Un paisaje pintado por Dios”. De seguro que el escenario montañoso en este lugar es idílico, que con exuberantes bosques verdes, cóndores andinos sobrevuelan desde lo alto de los acantilados sobre el poderoso río, y una auténtica cultura huasa patagónica que prevalece en todo el lugar. Pero el ritmo acelerado de los cambios que llegó con la tecnología moderna, mejores caminos y un aumento del turismo en las últimas décadas, y más importante aún, la posibilidad que grandes compañías energéticas busquen construir represas a gran escala en el río, llevó a Futaleufú a una encrucijada. 
 
La llegada del turismo
Ubicado en la región de Los Lagos en Chile, Futaleufú se encuentra a solo 10 km desde la frontera con Argentina y a 153 km desde Chaitén, la localidad chilena más cercana. El pueblo tiene fuertes lazos con la agricultura y la ganadería, a pesar que su historia es relativamente reciente. 
 
El valle de Futaleufú fue oficialmente declarado parte de Chile en 1881declarado parte de Chile hasta 1881 luego de una larga disputa con el gobierno argentino. En 1912 los primeros pobladores llegaron a Futaleufú vía Argentina. Los colonos del sector dependían del comercio con Argentina para bienes, a pesar que esa dependencia disminuyó en 1955 cuando se construyó un aeródromo en Futaleufú. Pero no fue hasta 1982, con la llegada de la Carretera Austral, que las conexiones de Futaleufú con otras partes de Chile realmente comenzaron a mejorar.
 
GALERIA DE FOTOS
 
A mediados de los 80, solo unos pocos kayakistas habían oído hablar de las espectaculares aguas turbulentas del Futaleufú, quienes se trasladaron a la zona. Uno de los primeros pioneros del remo fue Chris Spelius, un ex miembro del equipo olímpico de kayak de Estados Unidos en 1984, que al igual que muchos de los remeros de elite de ese tiempo, fue atraído a Chile por el río Bío Bío, considerado el mejor río en Sud América para deportes en rápidos, antes que una serie de represas se construyeran en el lugar. Pero no pasó mucho tiempo hasta que se enteró del Futa, el que sus amigos norteamericanos Phil DeRiemer y Lars Holbek, quienes hicieron el primer descenso en kayak por el río,  describieron como “en otra liga”.
 
Spelius, un hombre alto con un rostro cincelado que lo hace parecer como a alguien que está más cómodo en un ring de lucha libre que estando apretado en un kayak elegante, venía a Chile desde 1980. Sin embargo, su primer viaje a Futaleufú, en 1985, fue una experiencia que le cambió la vida. En ese momento, dice, Futa no tenía electricidad, ni teléfono, y sin puentes era prácticamente accesible sólo por barco. Para Spelius, fue como encontrar el santo grial de los ríos, y la distancia de las garras de la sociedad moderna lo hacían aún más asombroso. Con el tiempo, compró tierra y construyó un hogar ahí, se casó con una chilena y comenzó a introducir el “río grande” – el significado de Futaleufú en Mapudungún, lengua Mapuche – al mundo. 
 
Spelius estaba al frente de la floreciente industria del turismo en Futaleufú.  Las sencillas residenciales en el pueblo comenzaron a hacer ruido entre los mochileros, mientras lodges de pesca con mosca fuera de la ciudad surgieron para atender los gustos de los pescadores más adinerados. Compañías como Bio Bio Expeditions y Earth River Expeditions se unieron en un principio a Spelius y su Expediciones Chile, ofreciendo viajes en balsa de varios días y marcando el comienzo de la creciente fama en la comunidad internacional amante de los rápidos. El momento culminante llegó en 2000, cuando Futaleufú organizó el torneo bianual de rafting mundial.
 
Los turistas también se dieron cuenta que Futaleufú tiene más que ofrecer que solo un río. El paisaje maravilloso es perfecto para acampar varios días, para montar a caballo, para realizar canotaje y mucho más. Hoy en día, las personas estan comenzando a acoger los otros atractivos del Futa.  Cerca se ubica el Parque Nacional Futaleufú, un área protegida con docenas de kilómetros de rutas para hacer caminatas. El ciclismo de montaña también está ganado popularidad y la municipalidad de Futaleufú organiza un campeonato llamado “La ruta de los valles", un competencia de 31 kms que atrajo a 74 competidores de cinco países este año.  
 
Aun así, 28 años después, Spelius parece casi arrepentido mientras considera al Futaleufú. Tiene sus recelos. Cuando al preguntarle si la actual popularidad del río puede ser útil para que se mantenga fluyendo libre de represas a largo plazo, asiente con la cabeza con un indeciso “Sí…”. Dice que también entiende por qué los locales están felices con todas las nuevas comodidades para sus vidas diarias como servicio de celulares, conexión de internet y más. Admite que parece que las cosas están mejorando cuando lo vez con una perspectiva de vaso medio lleno, pero con una larga pausa finalmente declara: “No creo que las cosas sean mejores, y creo estar en lo correcto”. Agrega con una mirada sabia: “Creo que estábamos mejor cuando nadie sabía de este lugar”.
 
La conservación cultural
Las personas que han pasado tiempo en Futaleufú están de acuerdo que su belleza recae no solo en su magnífico paisaje, sino también en la riqueza de una cultura forjada en la camaradería y la adversidad. Compartir un mate, un cordero asado al estilo patagónico, o transportarse a caballo son solo algunas de las coloridas tradiciones enraizadas de la región. Pero muchos están preocupados que tal como el rio está en peligro de ser explotado, el carácter único de Futaleufú también se pueda perder.