El río Trancura: comunidades mapuches y aguas bravas en riesgo

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Por Tomás Moggia
 
Está atardeciendo y el sol lentamente comienza a esconderse. Desde hace un rato que corre un frío viento cordillerano mientras el cerro Las Peinetas recibe los últimos rayos de luz. Iluminado por el ocaso, los torreones de esta hermosa fortaleza pétrea brillan en todo su esplendor bajo un cielo completamente despejado.
 
Sobre el escenario de Puesco Fest, don Silverio Loncopán centra la atención y es escuchado con mucho respeto por más de 300 personas. Descendiente mapuche, el presidente de la comunidad Camilo Coñoequir Lloftunekul habla sobre la problemática que existe en la cuenca del río Trancura, donde varios proyectos hidroeléctricos de pequeña escala amenazan con poner en jaque al creciente turismo y a la ancestral cultura mapuche.
 
“Queremos los ríos libres”, sentencia Loncopán al final de su discurso, desatando la aprobación total del público presente y más de algún afafán, grito característico de los mapuches en llamado a los espíritus de la gente de la tierra. A poco más de 30 metros de distancia, el Trancura ruge más fuerte que nunca mientras Loncopán permanece al borde de las lágrimas. Quizá un futuro donde los ríos corran libres es posible.
 
El incierto panorama
Lagunas, ríos rápidos, volcanes nevados y bosques exuberantes son parte del tesoro que se esconde en Puesco, un poblado de poco más de 200 habitantes ubicado a 60 kilómetros de Pucón, en la región de la Araucanía. Catalogado por muchos como la capital del turismo aventura en Chile, Pucón y sus alrededores tienen un enorme potencial que paulatinamente las comunidades locales han empezado a desarrollar y explotar para transformarlo en su principal fuente de ingresos.
 
No obstante, la popularidad que ha alcanzado este rincón cordillerano también trajo consigo una serie de amenazas. En las comunas de Pucón y Curarrehue, hay otorgados 59 derechos no consultivos de aprovechamiento hidroeléctrico de aguas, lo que en otras palabras implica que hay el mismo número de potenciales hidroeléctricas de pequeña escala en un acotado territorio.
 
Silverio Loncopán es nacido y criado en Puesco. Con casi 70 años, teme que con el desarrollo de algunos proyectos los ríos se sequen y los turistas simplemente no vengan más. Para Loncopán, todos dependen del agua. Por eso los ríos son sagrados y no quiere que por un par de pesos se destruya el ecosistema. “Nosotros pensamos en las futuras generaciones. Nuestros hijos y nietos van a necesitar la vida que da el río. El proyecto acarrea sólo muerte y pobreza”, se lamenta.
 
Desde hace un tiempo que Loncopán y la comunidad vienen luchando contra la Central Hidroeléctrica de Pasada Añihuerraqui, perteneciente a la empresa GTD Negocios y que contempla una inversión de 22 millones de dólares, con una potencia estimada de 9 MW. Junto con intervenir las aguas, el proyecto pretende instalarse a escasos metros de un Nguillatuwe, espacio abierto donde se realiza una de las ceremonias mapuches más importantes, conocida como Nguillatún, una rogativa a la naturaleza y la creación.
 
Pero tal vez el mayor daño por parte de la empresa ya está hecho. Y es que hoy en día la comunidad se encuentra totalmente dividida producto de las malas prácticas empleadas con la finalidad de lograr la aceptación del proyecto. Loncopán denuncia que ante la oposición de la comunidad, GTD Negocios pasó casa por casa ofreciendo $500 mil pesos. También asegura que las negociaciones llevadas a cabo con los mapuches no han sido de buena fe, como debería ser según lo que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
 
La unidad y trabajo colaborativo que antes reinaba en la comunidad es cosa del pasado. “Ahora los vecinos apenas se saludan. Se perdieron las confianzas. Nosotros lo único que queremos es que la empresa desaparezca para seguir viviendo como antes. No deseamos compensaciones ni plata, porque este territorio es de un valor infinito”, dice Loncopán.
 
Frente a este inquietante panorama, Federico Medina, argentino avecindado en Chile desde hace algunos años, ha tomado parte importante en la defensa del medioambiente y las comunidades locales. Confiesa que la batalla no ha sido fácil. Aun así, asegura que lo gratificante es ser recibido como un integrante más de la comunidad mapuche, poseedora de una cultura respetuosa con su entorno. Y es quizá justamente por esa manera de ver el mundo que lugares como Puesco han logrado mantenerse sin mayores alteraciones.
 
Para “Fede”, culturas como la de los mapuches encierran el secreto del futuro de la humanidad. “Nuestra civilización en apenas dos mil años prácticamente ha destruido el mundo, mientras que ellos han vivido en equilibrio y siguen demostrando que su cosmovisión es la correcta. No podemos seguir consumiendo el planeta de la manera en que lo hacemos. Es necesario que nos replanteemos cuál es el sentido que tienen los ríos, la tierra, los bosques y las montañas”.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Rápidos en peligro
El río Trancura nace en la zona sur y cordillerana de la región de la Araucanía, casi a los pies del fronterizo y coniforme Volcán Lanín, para luego de un recorrido de casi 80 kilómetros desembocar en el lago Villarrica. Su nombre proviene del mapudungún Trankura, que significa ruido o trueno de piedras. Un vocablo indígena que hace clara alusión a su poderosa e impetuosa corriente que resulta un imán para los fanáticos de las aguas bravas, que son atraídos gracias a su gran desnivel y a que cuenta con rápidos de todas las clases remables. Para muchos, es uno de los ríos más completos del planeta.
 
“El rápido ‘Tres Troncos’ –ubicado a escasa distancia de Puesco- es uno de los más técnicos que se puede correr en kayak a nivel mundial. Es muy fino y hermoso escénicamente. Tiene mucho desnivel, el agua baja muy rápido y si te equivocas te vas a golpear. Y ese es el desafío para nosotros, hay que protegerlo porque es único”, explica Federico Medina, quien también es kayakista.
 
El Proyecto Central Hidroeléctrica de Pasada Epril, de la empresa Energía de la Patagonia y Aysén S.A. (EPA), amenaza con afectar esta aclamada parte del río Trancura al intervenir el caudal del río Epril, uno de sus tantos afluentes. Una iniciativa que busca aprovechar una caída de 400 metros para generar 20 MW de potencia.
 
“Llama la atención que siendo Pucón la capital del turismo aventura en Chile se estén manejando este tipo de proyectos. Es súper contradictorio. Quieren terminar con el rótulo de la ciudad con proyectos que no tienen ningún sentido, porque los recursos no quedan acá y las comunidades no reciben nada a cambio, salvo trabajo por unos años. Pan para hoy, hambre para mañana”, critica José Miguel Castillo, kayakista profesional.
 
Ríos vendidos
Un punto clave en este tipo de conflictos socioambientales radica en la propiedad del agua. Y es que Chile es el único país del mundo que otorga derechos de agua a perpetuidad. Una privatización de la totalidad de los recursos hídricos que fue obra de Augusto Pinochet en plena dictadura militar, por eso la necesidad urgente es volver a establecer el agua como bien nacional de uso público para que los ríos puedan correr libres.
 
Tras algunos años dedicados al kayak, “Momo” Castillo ha tenido la oportunidad de viajar por el mundo entero recorriendo una infinidad de ríos. Quizá sea por eso que le da tanta rabia ver el modelo que impera en Chile. “Es triste que no podamos decidir qué hacer con nuestros recursos, que son controlados por pequeños y poderosos grupos. Estamos entre la espada y la pared, pero es una lucha que la gente está dando y tenemos certeza que vamos a ganar”, asegura.
 
El actual gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet incluye dentro de su programa una modificación sustancial al Código de Aguas -que data de 1981. “El agua es un derecho social, no un bien de consumo”, dijo en más de alguna oportunidad la Mandataria. Sin embargo, han pasado los meses y poco se ha avanzado en ese sentido. La falta de voluntad política parece ser un punto fundamental para hacer frente a este tema.
 
José Francisco Montalva, Gobernador de la Provincia de Cautín, coincide con esa apreciación y añade que lo que se necesita es un desarrollo integrador basado en el diálogo entre todos los actores, en donde el crecimiento no se produzca a costa de personas, comunidades y medioambiente. La joven autoridad confía en que para comunas como Pucón y Curarrehue ese desarrollo y futuro radica en la industria turística.
 
El cambio no puede ser de un día para otro y eso bien lo sabe Montalva, quien encuentra inconcebible que muchos proyectos no sean sociabilizados y finalmente terminen destruyendo los cimientos de algunas comunidades locales. Por ello el desafío es aplicar políticas públicas que incluyan la participación de la ciudadanía y la sociedad civil.
 
El Gobernador hace una pausa y sentencia: “hay que cambiar los paradigmas imperantes para crear una sociedad en la cual todos podamos tener derechos básicos, que tienen que ver con vivir en un medioambiente limpio y ser capaces de definir cómo queremos vivir. En ese sentido, Curarrehue ha determinado apoyar el turismo y una convivencia armónica entre los pueblos y el medioambiente. Sin duda tenemos que trabajar en eso”.