
Para que la Tierra mantenga un equilibrio con condiciones ambientales que toda vida depende, los científicos dicen que la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera debería estar bajo las 350 partes por millón (ppm). Al comienzo de la civilización humana, había aproximadamente 275 ppm. La creciente dependencia de los combustibles fósiles, como el carbón, petróleo, y gas natural, disparó enormemente la cantidad de dióxido de carbono a finales del siglo XX. Actualmente, hay 404 ppm de CO2, aumentándose cada año, y alejándonos de la meta.
Estas cifras son alarmantes y deprimentes. Por desgracia, pareciera que el cambio climático estuviera aquí para quedarse. El serie de Cambio Climático en Patagonia de Patagon Journal, en asociación con Earth Journalism Network, demuestra los múltiples impactos de este fenómeno que suceden ahora y ocurrirán en el futuro en esta región, mientras el planeta ingresa a una nueva y peligrosa era.
Dos artículos de esta serie analizan la producción de energía. Grant Devine presenta fuentes sostenibles de energía renovable, solventadas económica y ambientalmente. En tanto, Patrick Lynch expone la política nacional energética de Chile y la utilización del cambio climático como encubrimiento para influir en el desarrollo hidroeléctrico a gran escala en sus ríos. En consecuencia, generará más problemas ambientales.
El climatólogo Martin Jacques, explica las olas de calor en la Patagonia. El aumento de la temperatura probablemente contribuye al efecto más visible del cambio climático, específicamente con el derretimiento de glaciares, presentado en "El cambio en el paisaje de la Patagonia", por Jonathan Byers. En tanto, otro artículo investiga inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares (GLOFs por sus siglas en inglés), un peligroso fenómeno que frecuenta el río Baker en Aysén Patagonia.
En "Misteriosa muerte de ballenas", se vincula la mortandad de 335 ballenas sei con una floración de algas nocivas (FAN), que sucedería con mayor frecuencia y gravedad debido al cambio climático. Por último, nos trasladamos desde el mar al bosque, donde cambio climático puede provocar una ecológicamente perjudicial tendencia de plantaciones de árboles no nativos, caso investigado por Patricio Segura.
Esta colaboración de científicos, periodistas y ambientalistas (leer todas las historias en en nuestro nuevo sitio web ambiental www.ecopatagonia.org), proporciona historias detrás de los números y nos muestra que el cambio climático no es algo que va a ocurrir, sino que ya está sucediendo. Sin embargo, hay que tener esperanza. En diciembre de 2015, durante la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU celebrada en París, 189 países voluntariamente se comprometieron a reducir las emisiones de carbono en las próximas décadas. Actuar por el clima es ahora un mandato global. La política juega un papel. La economía también. Y lo más importante: los ciudadanos informados igualmente son partícipes.