Por Tomás Moggia
La ruta escénica más espectacular del mundo. Bajo ese categórico y ambicioso apelativo ha sido catalogada la Ruta de los Parques de la Patagonia. Y probablemente así sea. Condimentos hay de sobra: bosques templados, estepas patagónicas, campos de hielo, infinidad de montañas, fiordos, lagos y glaciares son parte del mosaico que nutre de colores, luces y contrastes a un recorrido de 2.800 kilómetros, que atraviesa las tres regiones del extremo austral de Chile. La ruta, de norte a sur, comienza en Puerto Montt y finaliza en Cabo de Hornos, conectando 17 parques nacionales y más de 60 comunidades aledañas, integrando la Carretera Austral, los Canales Patagónicos y la Ruta del Fin del Mundo. Son 11,5 millones de hectáreas protegidas que concentran además 140 especies de aves y 46 especies de mamíferos.
La campaña, apoyada por Imagen de Chile, es parte de una estrategia de posicionamiento del territorio elaborada por Tompkins Conservation Chile, a modo de continuación de la donación de varios parques realizada el año pasado al Estado de Chile. Tomando en cuenta la experiencia ocurrida con los actuales Parque Nacional Pumalín y Parque Nacional Patagonia, la idea de la organización es ir más allá de la donación para no solamente entregar áreas protegidas en forma aislada, sino que incluir un concepto de desarrollo en donde el turismo sea el motor de las economías locales como consecuencia de la conservación. La invitación es a vincular las comunidades con los parques para potenciar su apropiación por parte de los lugareños.
“En Chile todavía nos falta mucho para llegar a tener una súper estructura de administración de los parques nacionales. Todo nuestro trabajo apunta hacia visibilizar los parques nacionales, y cómo hacer que toda la ciudadanía los valore es convirtiéndolos en activos de las economías locales. Así la misma gente los va a resguardar y valorar porque significan mucho para ellos”, sostiene Carolina Morgado, directora ejecutiva de Tompkins Conservation Chile.
Tal como ocurrió con Pumalín y el pueblo de Chaitén, o con el Parque Nacional Torres del Paine y Puerto Natales, Morgado espera que se forjen fuertes vínculos entre las comunidades aledañas y los parques, y que así sean los propios habitantes los primeros defensores del territorio. “Antes la gente pasaba de largo, y en la medida que fuimos desarrollando infraestructura en Pumalín las personas se empezaron a quedar en Chaitén, y su comunidad ahora ve el significado que ha tenido al mejorar su calidad de vida”, agrega.
Uno de los objetivos secundarios es que Chile sea reconocido como un ejemplo mundial de turismo basado en la conservación. “Es instalar en el imaginario colectivo que Chile no es solamente fruta, vino y cobre”, explica Morgado. Y es que la reciente creación de enormes parques marinos, que se suman a los últimos parques de la Patagonia, ha transformado al país en uno de los líderes a nivel mundial en términos de conservación. De hecho, según cifras de Conaf, el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado abarca una superficie que equivale a poco menos del 21% del territorio continental de Chile. Sin ir más lejos, la Ruta de los Parques de la Patagonia concentra el 91% del territorio que el país ha protegido bajo la figura de parques nacionales, la mayor categoría de protección que se le puede brindar a un área en específico.
La campaña también contempla la recién estrenada página web www.rutadelosparques.org, que aúna toda la información relativa al territorio, agrupando en un solo sitio sugerencias de excursiones, consejos de transporte y alojamiento, y más de 50 senderos trazados con GPS, los cuales se encuentran clasificados con rutas de distintas dificultades que se pueden descargar. Con esta plataforma, a modo de completa biblioteca, se busca entregar diferentes opciones para que la gente pueda planificarse con información fidedigna su viaje, ya sea de manera autoguiada o a través de algún tour operador.
Toda esta estrategia de posicionamiento detrás de la Ruta de los Parques de la Patagonia va de la mano con otros ejes donde Tompkins Conservation Chile se encuentra trabajando hoy en día, entre ellos la Corporación Amigos de los Parques de la Patagonia, que nace para “cuidar y poner en valor los parques nacionales de la Patagonia chilena, invitando a la sociedad civil a involucrarse en su protección”. Mediante dicha organización se pretende generar un cambio cultural en la comprensión, valorización y apreciación de los parques; el objetivo es que los chilenos se sientan orgullosos de sus parques nacionales para que todos se unan a la tarea de proteger el patrimonio natural y el territorio. “Es muy importante involucrarse, querer y amar nuestros parques, defenderlos y demandar que estén mejor mantenidos. Todo va de la mano”, afirma Morgado.
A través de una mesa técnica con Conaf, en Tompkins Conservation Chile también buscan contribuir desde su experiencia en la gestión de los parques donados, con el foco de mejorar los estándares para que la infraestructura mantenga el nivel de aquellas áreas protegidas entregadas al Estado de Chile. Una línea de trabajo que se vincula estrechamente con el levantamiento de un fondo privado en el que participarán fundaciones internacionales para desarrollar infraestructura en los parques de la Ruta, ya que la idea, además de poner en valor la zona, es apoyar al sector público, sobre todo considerando el escaso presupuesto que Chile invierte en sus áreas silvestres protegidas, que no alcanza los dos dólares por hectárea, estando muy lejos de países como Estados Unidos (US$186 por hectárea) o Costa Rica (US$16,47), que encabeza la lista de los naciones latinoamericanas que más invierten en sus áreas protegidas. De hecho, se han observado y estudiado modelos como el de Costa Rica, Brasil y Bután para evaluar cuál es la mejor fórmula para Chile.
Hoy, las limitaciones presupuestarias con las que Conaf lucha día a día se ven reflejadas en una falta de infraestructura, mantención y protección o conservación efectiva, por lo que es el momento idóneo para que el Estado de Chile se dé cuenta de que el turismo en parques nacionales necesita inversiones tal como se hacen en otras áreas o industrias. Y es que para que los parques se transformen en importantes motores de las economías locales, se hace imprescindible invertir con convicción en ellos. Son partes de los pasos que hay seguir dando para apuntalar al país hacia la elite mundial de la conservación, teniendo a la Ruta de los Parques de la Patagonia como su principal estandarte.