Por Antonia González
La comuna de Valdivia, ubicada en la Región de Los Ríos, Chile, posee más de 10 mil hectáreas de humedales, siendo la segunda ciudad con más humedales urbanos en el país, luego de Coronel, en la Región del Biobío. Esta extensa red que se encuentra en medio de las confluencias de los ríos Cruces, Calle Calle y Valdivia, son del tipo de humedales ribereños, palustres y bosques pantanosos y la mayor parte de ellos los hallamos en la zona sur de la ciudad.
Estos ecosistemas no son solo el hogar de una gran diversidad de plantas y especies, sino que también resaltan por su gran variabilidad ambiental, cumpliendo importantes funciones ecológicas como el control de inundaciones, la mejora de la calidad del agua, la mitigación del cambio climático y ofreciendo maravillosos lugares para actividades recreativas y de educación ambiental.
Lamentablemente, hoy se ven severamente amenazados por consecuencia del crecimiento urbano y están sujetos a una fuerte presión antrópica por contaminación, drenado, sustitución y relleno. Entre los años 2000 y 2019, el catastro el laborado por la Municipalidad reportó una disminución de 510 hectáreas, es decir, más de 26 hectáreas al año, que se concentra en la zona sur de la ciudad de Valdivia, hacia donde se ha notado el mayor crecimiento de población.
Conversamos con Bastián Oñate, encargado de proyectos de la línea “Agua es Vida” y Javier Salvatierra, director ejecutivo de Fundación Plantae (dedicada desde el 2016 a la conservación, acceso y uso consciente de los espacios naturales), quienes nos aclararon la situación actual y las principales amenazas a las cuales están expuestos estos ambientes, junto con los futuros desafíos que enfrenta la Fundación y otras organizaciones gubernamentales para conservarlos.
Una acción importante, dice Salvatierra y Oñate, y que culminó a fines del 2021, es que se declararon oficialmente como humedales urbanos los humedales de Krahmer (9 ha), Catrico (30 ha), Angachilla (126 ha), el sistema Bosque-Miraflores-Mulatas-Guacamayo (373 ha), y los humedales de Isla Teja (387 ha). Ahora, la ciudadanía está a la espera de las declaratorias de Santuarios de la Naturaleza para el Humedal de Llancahue, el Humedal del río Cutipay y el Humedal del río Angachilla, sumando en total más de 2100 ha.
Por otra parte, una de las mayores amenazas que presentan son los rellenos que realizan para construir sobre ellos, ejecutadas por las empresas inmobiliarias y particulares. “Las tomas ilegales sobre humedales, de las que el Estado parece no hacerse cargo, surgen como problema emergente durante los últimos años, como ocurre en los humedales de Santo Domingo y Las Mulatas”, aseguró.
“Una vez conseguido esto, significaría un logro ciudadano, pero, además, un desafío transversal, ya que es necesario articular una gobernanza que se haga cargo de la gestión y garantizar financiamiento para la administración de estas áreas”, añadió Salvatierra."
Agregan también que recientemente, empresas inmobiliarias y agrícolas están entorpeciendo y cuestionando la declaración de Santuarios de la Naturaleza sobre humedales y procesos de reconocimientos oficiales de humedales urbanos en el marco de la Ley 21.202, incluso presentando reclamaciones para anular las declaratorias, como ocurre en los humedales de Isla Teja, Miraflores, y Angachilla.
En ese sentido, en una entrevista realizada por Patagon Journal, Salvatierra y Oñate de Fundación Plantae, nos presentan su visión sobre cómo se avanza para el debido cuidado de uno de los ecosistemas más importantes de la región.
¿Cuáles son los desafíos que enfrentan actualmente para conservarlos?
Si bien por acuerdos internacionales, el Gobierno Central ha trabajado en un exitoso Plan Nacional de Humedales, no ha sido capaz de asignar presupuesto permanente para su adecuada gestión y conservación. Se espera con urgencia una mayor asignación de recursos del gobierno central, y de los gobiernos regionales y comunales para la administración, gestión y monitoreo de estos ecosistemas.
Pero además es necesario avanzar en los desafíos que propone la nueva Ley 21.202, reconociendo oficialmente gran parte de los humedales urbanos restantes, creando los comités comunales de humedales, y elaborando ordenanzas municipales que contribuyan a su protección en cada una de las comunas del país.
El desafío en materia del Plan Nacional de Protección de Humedales es seguir apoyando el proceso de declaración de santuarios para humedales priorizados, e implementar los modelos de gobernanza de los Santuarios de la Naturaleza que se están creando y los Humedales Urbanos que se están reconociendo.
Finalmente, debido a la falta de fiscalización estatal, es necesidad de la sociedad civil y sus organizaciones, visibilizar las acciones y afectaciones de inmobiliarias y privados en general en todo humedal, sea protegido o no, así como sacar a la luz pública los rellenos con escombros, en los que incluso están involucrados organismos públicos. En esta línea, las tomas ilegales y la inercia y burocracia estatal también son un tema relevante de abordar.
Dentro de estos desafíos ¿Existen por ejemplo planes de educación ambiental para su conservación?
Son pocos los establecimientos educativos que incluyen a los humedales en los planes de educación ambiental. Gran parte de los planes son enfocados hacia el reciclaje y temas relacionados a residuos y huerto, pero también con el enfoque tradicional de educación que incluye escasamente actividades al aire libre. Sin embargo, existen muy buenos ejemplos de programas de educación ambiental en algunas escuelas, programas municipales y organizaciones que las apoyan, así como también programas de formación ciudadana en protección de humedales urbanos, definición de rutas pedaleables, y conservación comunitaria de humedales.
La carencia y/o el limitado foco de educación ambiental escolar y de actividades al aire libre no solo es insuficiente para los niños y niñas, sino también para funcionarios públicos, que no han sido formados o han tenido la posibilidad de ver y entender la importancia de los humedales y otros ecosistemas, muchas veces haciendo imposible implementar acciones coordinadas entre los diversos departamentos e instituciones del Estado.
Las actividades presenciales en humedales y al aire libre son fundamentales para vivir experiencias transformadoras que condicionen cambios conductuales en base a la valoración y amor por la naturaleza. He aquí la principal piedra de tope para una relación armónica entre los seres humanos y los ecosistemas de los cuales somos parte, y en consecuencia resolver esto, debe ser parte de la misión de un Estado que se espera apunte al bienestar socioambiental.
¿Cuál ha sido el compromiso local para la protección de estos ecosistemas?
Gracias a una ciudadanía comprometida en materia ambiental, juntas de vecinos, comités ecológicos, variadas agrupaciones, como la red ciudadana por los humedales de Valdivia, fundaciones y centros de estudio, se ha avanzado bastante en protección de humedales urbanos durante la última década.
A su vez, autoridades comprometidas como el Gobernador Regional Luis Cuvertino, alcaldes y alcaldesas, como Carla Amtmann, el senador Alfonso De Urresti y el Seremi de Medio Ambiente Daniel del Campo con su equipo, han demostrado un compromiso real con la conservación de estos ecosistemas.
Múltiples humedales fueron reconocidos oficialmente como humedales urbanos y otros esperan ser declarados Santuarios de la Naturaleza. El gobierno regional, por su parte, ha sido pionero en comenzar a trabajar para la priorización de un grupo de humedales rurales para elaborar estrategias que promuevan su conservación.
¿Cómo se ve el futuro de los humedales en la región?
Las presiones inmobiliarias y de privados, sigue siendo un problema enorme. La contaminación, tomas de terreno, drenado, sustitución y relleno de humedales es algo cotidiano, y la carencia de fiscalización por falta de recursos y profesionales, es innegable. Los cambios en el clima, el régimen de precipitaciones, son también factores que suman presión e incertidumbre a estos ecosistemas.
Adicionalmente, está abierto el proceso de dictación para la Norma Secundaria de Calidad Ambiental para el río Valdivia, donde la última versión del proyecto de norma es considerada por un número importante de organizaciones y profesionales como regresiva para la calidad ambiental del río y de los humedales interconectados. Es de esperar que este proceso se abra y se vincule lo suficiente con los actores interesados, y que busque también un impacto positivo en los humedales de Valdivia.