Desde Argentina, el río Futaleufú cruza caudaloso por la cordillera de los Andes y desemboca en el lago Yelcho, al sur de Chile. Es en torno a este poderoso y rápido río que Rocío González, quien llegó aquí desde la sureña ciudad de Puerto Montt a fines del año 2013, encontró el lugar perfecto para formar una familia junto a su marido. Lo que la atrajo a esta trabajadora social, quien trabajó en el Ministerio de Educación de Chile, fue la calidad de vida, dice, la vida comunitaria de este pequeño pueblo de 2.623 habitantes donde cada día camina escuchando el fluir del río, contempla el color de sus aguas y se maravilla con la belleza natural del entorno.

 

Al enterarse González que esta podría dejar de ser su realidad y que el lugar donde vive podría cambiar para siempre, decide emprender una lucha para defender su nuevo hogar. “Cuando supe que el rio Futaleufú estaba siendo afectado por la construcción de represas pensé que no podía quedarme pasiva frente a tal brutalidad” explica. “Así fue como me uní a Futaleufú Riverkeepeer, como voluntaria”, dice quien hoy es la directora ejecutiva de la organización. 

 

Futaleufú Riverkeeper es una fundación creada en 2012 como parte de la Waterkeeper Alliance, una ONG que conecta grupos dedicados a proteger el agua de todo el mundo, y en mayo de este año celebró su décimo aniversario. Es gracias a sus esfuerzos por defender la cuenca del río Futaleufú, que este tiene ahora la oportunidad de convertirse en un ejemplo de conservación. "Hoy es considerado de clase mundial y está catalogado como uno de los ríos más significativos para el deporte de agua blanca", comenta González.

 

Sin embargo, la fundación aspira a más. Sus miembros no se conforman con tratar de proteger este río; su misión es "contribuir al libre flujo de los ríos de la Patagonia e inspirar la conciencia de conservación, fomentando la convivencia armónica de los seres que cohabitan la cuenca del Futaleufú", señalan. 

 

Patagon Journal conversó con Rocío González sobre los esfuerzos de la fundación para proteger este río, en un país donde los flujos de agua no están protegidos, y sobre la importancia que tiene para ella que, desde la fundación que dirige, el trabajo se enfoque siempre generar iniciativas de conservación que vayan de la mano con el desarrollo local sustentable. Extractos:

 

González: Estamos ubicados en el pueblo de Futaleufú y eso nos da una perspectiva territorial importante porque vivimos allí. Somos parte de la comunidad, mi familia está en Futaleufú. Eso significa que esto no es sólo un trabajo. Estoy trabajando para defender mi hogar, aquí es donde crecerán mis hijos. La fundación me da la oportunidad de compartir esta visión de desarrollo y conservación con mis propios vecinos, con la gente con la que vivo y con la que quiero vivir durante muchos años. 

 

Nosotros, como organización pequeña no podemos hacerlo todo y hay proyectos importantes en los que tenemos que trabajar. Para ello las alianzas con otras organizaciones más grandes o que tienen otro alcance son muy importantes.

 

Hace diez años los derechos de agua del río estaban en manos de la empresa Endesa, que ahora se llama Enel. Eso a partir de 2016 ha cambiado y ahora los derechos de agua y el agua del río Futaleufú vuelven a estar en manos del Estado. Es una mejora en cuanto a la situación del río, aunque por otro lado también ha sufrido algunos cambios en la cantidad de agua que trae. Me atrevería a decir que ha ocurrido como consecuencia del cambio climático y de las cada vez menores nieves altas. 

 

Sus riberas también han cambiado. Entendemos que la calidad del agua y la salud del río depende en gran medida de lo que ocurra en sus riberas y en diez años hemos visto la intervención de la vegetación ribereña. Esto debido a la tala de árboles producto de la división de la propiedad y el desarrollo urbanístico. 

 

 

 

Todavía hay amenazas presentes, pero no de forma tan inminente. Los derechos de agua del río Futaleufú han sido devueltos al Estado, por lo tanto, hay una ventana de tiempo, sabemos cuánto durará, que nos permite pensar en qué tipo de desarrollo y qué tipo de futuro queremos, no sólo para este río, para el valle o la cuenca, sino también para las comunidades que viven allí.

 

Es una oportunidad que tenemos que aprovechar y haremos todos los esfuerzos que podamos para establecer herramientas de protección en distintos niveles que nos permitan proteger el río y la cuenca.

 

El río Futaleufú tiene una ventana de tiempo para la conservación, pero mientras sus derechos de agua estén a disposición de ser solicitados siempre hay un riesgo. En Chile, si bien hemos avanzado en términos de conservación, los ríos no están protegidos. Esa es una deuda que todavía tenemos. 

 

Es un programa relativamente nuevo que tiene principalmente dos objetivos, por un lado, establecer una línea base de conocimiento sobre los aspectos fisicoquímicos de la calidad de agua de nuestra cuenca, pero principalmente ayudar a que la comunidad se involucre de manera más directa con el río a través del conocimiento de su cuenca, por eso el programa trabaja con voluntarios y voluntarias.

 

Consideramos que esta es una forma de empezar a implementar un programa que con el tiempo esperamos ir profundizando y haciendo más integral, involucrando otros parámetros como los bacteriológicos o biológicos. 

Tenemos la suerte de decir quién no existe grandes contaminantes en el río ya que la cantidad de agua y la pendiente que incide en la velocidad con la que corre el agua, hacen que el río tenga una capacidad de disolución de cualquier contaminante de manera efectiva y rápida. No hay puntos focales de contaminación importantes que se hallan identificado hasta el momento, por lo tanto, el agua que nosotros tenemos allá es bastante limpia.

 

El único foco de contaminación que era claro y medible es el que provenía de la planta de tratamientos de aguas servidas que descargaba sus aguas en el río Espolón, uno de los principales tributarios del río Futaleufú. Esto provocaba ahí la proliferación de algas y malos olores. Afortunadamente, esta situación mejoró gracias a una campaña de denuncia, de trabajo y negociación.

 

 

 

 

No sé si nos enfrentemos a una amenaza tan grande como una represa, que es algo muy disruptivo para todo el ecosistema, pero sí hay muchas otras amenazas dando vueltas que están relacionadas principalmente con el movimiento inmobiliario relacionadas con la fragmentación del territorio, con la construcción de nuevos caminos, la explosión demográfica y la presión sobre los ecosistemas y los recursos naturales.

 

Hay más casas, más baños, más cocinas y más autos. Existe una serie de consecuencias que trae el movimiento inmobiliario qué se está haciendo evidente en Futaleufú y en la Patagonia entera.

 

También tener un flujo mayor de personas, en el futuro, hace que se pongan más esfuerzos en mejorar la conectividad, lo que es beneficioso, pero, por otro lado, hace que empresas extractivistas como forestales y salmoneras puedan poner sus ojos en el territorio. 

Nuestros próximos grandes proyectos tienen que ver con alianzas con otras ONGs y avanzar hacia una protección más definitiva de ríos. Estamos analizando diferentes herramientas de protección que hasta el momento no son muy potentes en Chile, pero que queremos implementar en ríos de la Patagonia. Es en el fortalecimiento de estas alianzas que esperamos avanzar y lograr una protección definitiva para nuestros ríos.