El cortometraje documental “¿Y qué culpa tiene la gaviota?” plantea la problemática de los ataques de gaviotas cocineras que se alimentan del lomo de ballenas francas australes en la Patagonia argentina. Pero, ¿quién es el real culpable? Los humanos se lavan las manos y las gaviotas ni se dan cuenta de sus horribles actos.
Por Sofía Anich
Imagínense tener que ocupar 8 horas del día huyendo de un grupo de mosquitos que quieren picarnos y sacarnos pedazos de piel. No podemos hacer nada más que correr, porque en el momento en que nos quedamos quietos, vuelve la masa de bichos a atacarnos. Nos duele, nos angustia, nos desgasta.
Esta terrorífica escena es la que tienen que vivir cada día las ballenas francas australes que migran cada año durante los meses del invierno austral a Península Valdés, situada en la provincia argentina de Chubut, para reproducirse y parir a sus crías. Pero los mosquitos en realidad son gaviotas, con filudos picos y un hambre inagotable.
El cortometraje estrenado a fines de 2023 del multipremiado director y productor Philip Hamilton, narrada por Gastón Pauls y con música original de Armand Amar, con hermosas filmaciones de las ballenas y la costa patagónica junto con entrevistas a diversos científicos y expertos profundiza en este problema persistente durante décadas de los ataques de gaviotas cocineras que se alimentan de la piel del lomo de ballenas francas australes.
En 35 minutos, la producción de Ocean Souls, deja claro el porqué del título. Si bien es imposible no enojarse con las gaviotas tras ver imágenes e imágenes de su caza incansable, el verdadero problema es el desarrollo económico incontrolado.
Los residuos urbanos han aumentado con el crecimiento de las ciudades, pero principalmente el problema son los residuos de pescado y gambas de las plantas procesadoras de pescado, que hasta el día de hoy botan sus desechos en basureros a cielo abierto, dejando restos de pescado en un tierral que se transforma en un banquete para las gaviotas, facilitado su reproducción. Según la película, las plantas procesadoras de pescado de Puerto Madryn botan 60.000 toneladas de residuos al año en la zona.
Las gaviotas están causando una problemática que parece no acabar. Sus constantes ataques producen altos niveles de estrés en las ballenas, un aumento en la muerte de crías y un desarrollo ineficiente de los ballenatos, ya que sus madres tienen menos tiempo para amamantarlos (el problema ha significado que el tiempo de descanso y amamantamiento de las ballenas ha disminuido un 30%). Algunos científicos creen que las ballenas terminarán abandonando la zona por completo.
Pero luego viene el problema moral ¿se sacrifican gaviotas? ¿es su culpa? ¿no es su culpa, pero este problema ya ha ido demasiado lejos? El documental plantea que el sacrificio de gaviotas hace un par de año pudo controlar en gran medida los ataques, pero cuando se detuvo esta práctica, los problemas volvieron.
¿Cuál es la solución? El documental busca responder a esa pregunta, dejando claro que la respuesta no es nada fácil. Sin duda, una gran parte de la respuesta sería que los gobiernos y las comunidades locales asumieran la responsabilidad y obligaran a las empresas pesqueras a limpiar los basureros al aire libre.
La versión completa del “¿Y que culpa tiene la gaviota?” está disponible de manera gratuita en YouTube.